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Crónica da Asamblea Diocesana de Laicos de Mondoñedo-Ferrol 2015

20151114_112415El sábado día 14 pudimos disfrutar de una jornada extraordinaria de participación y de invitación al compromiso durante nuestra Asamblea Diocesana anual.

Alrededor de 130 personas se dieron cita en el siempre incomparable marco del Seminario Santa Catalina de Mondoñedo para compartir las actividades que marcarán el inicio del Año de la Misericordia.

En su ponencia inicial, el Administrador Diocesano, Don Antonio Rodríguez Basanta, fijó las claves para poder vivir este año que se nos presenta desde el “Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo”, viviendo personalmente esa experiencia para transmitirla desde la propia misericordia del Padre, insistiendo en la necesidad del perdón y reconciliación en nuestra sociedad, como Iglesia y como laicos, reafirmando nuestra identidad y misión.

Tras esta apertura de la Asamblea y una vez finalizada la pausa para el café con el que la convivencia se intensifica, llegaron las diferentes Mesas de la Misericordia, con las que se buscaba una clara llamada al compromiso personal desde ámbitos muy concretos, teniendo en cuenta las diferentes sensibilidades que hacen de esta nuestra Iglesia un lugar acogedor y diverso.

Tuvimos la posibilidad de participar en una mesa sobre la Pastoral de la Salud vista desde los ojos de Juan, un joven que durante dos semanas de hospitalización recibió el apoyo espiritual necesario para afrontar esa dura experiencia que compartió con todos aquellos que eligieron esta vía de compromiso.

Rosa por su parte nos contó las experiencias vividas con el proyecto Ángel con el que se ofrece acompañamiento a mujeres que optan por el camino de la maternidad a pesar de las enormes dificultades por las que atraviesan en muchos de los casos. Un testimonio que posteriormente compartió también para el conjunto de los asistentes, una vez terminada la comida.

Otra de las mesas nos presentó el Centro de Día “O Mencer”, de las Hermanas Oblatas y como se realiza el voluntariado con mujeres que ejercen la prostitución y/o son víctimas de la explotación sexual. En este caso fue Maru, militante de la Hoac, quien nos presentó como esta institución desarrolla su compromiso en la recuperación integral de estas mujeres desde diferentes ámbitos: Atención integral y personalizada, trabajo de calle, información, orientación, atención socilaboral, acompañamiento o actividades formativas, entre otras. En la misma mesa se presentó el taller de promoción de la mujer de etnia gitana de Caranza, a cargo de la también militante de la Hoac, Teresa Vilariño.

No podía faltar Cáritas, que fue protagonista de una mesa que pretendía presentar en toda su extensión la auténtica labor de una organización fundamental en estos tiempos de crisis, como entidad que representa los brazos con los que le Iglesia misma lucha contra las desigualdades y por los derechos sociales de los más empobrecidos más allá del mero asistencialismo, con un modelo de promoción integral de la persona y de denuncia constante de las causas que se encuentran en el origen de todas estas injusticias.

Para cerrar las mesas contamos con la presencia de un representante de Stop Desahucios, el conocido activista social Nicanor Acosta, que vive la radicalidad evangélica desde los últimos de la sociedad, defendiendo las causas de los preferentistas, de los inmigrantes o de los afectados por los recortes en la sanidad, sin que sus 76 años sean un inconveniente. Su testimonio nos trasladó la necesidad de buscar un modelo económico que ponga en el centro a la persona, en la línea de la Doctrina Social de la Iglesia y del mensaje de nuestro Papa Francisco.

Finalmente, tras la comida, el café-concierto-testimonio volvió sobre algunos de los temas tratados en las mesas, como el caso de Rosa o Nicanor, y presentó además la encomiable labor de apoyo al pueblo Saharaui de Raquel, que ilustró su explicación con una preciosa exposición fotográfica, así como la labor de voluntariado que lleva a cabo Eloy con los presos de Teixeiro, despertando en todos nosotros unas emociones difíciles de explicar si no es como una auténtica llamada de Cristo resucitado desde la mirada de los reclusos, de los refugiados saharauis, de los desahuciados de sus casas, de los empobrecidos, de mujeres excluídas o de madres amorosas.

Que el Espíritu enraíce en nuestros corazones para que seamos capaces de responder a todas estas llamadas a la Misericordia a través de un fuerte compromiso personal y comunitario de todas y todos nostros.